V Festival UCSUR de teatro internacional

Antes de participar del Festival UCSUR, pase todo el verano 2010 en Lima, estudiando en la ENSAD y meditando sobre mis futuros proyectos en teatro; debo confesar que me encontraba en estado depresivo, pues no sabía claramente que haría el 2010. Pasaba horas resolviendo crucigramas de El Comercio, sentado en incomodas bancas del Campo de Marte. De ese ocio, en una hoja de papel nació el gato Lato Calato; espero darle historias más adelante para publicarlo (si no se interpone mi dejadez nuevamente), de esto contaré en otra oportunidad.

En uno de aquellos días, una llamada al celular hizo que aquella depresión me diera un chance y por lo menos puso un ápice de seguridad de qué haría el 2010: participar oficialmente del V Festival UCSUR. Ni corto ni perezoso, llegué a la reunión fungiendo de emisario del grupo, converse con Percy, para coordinar requerimientos en nuestra presentación.

A mi retorno a Arequipa con la buena nueva, lo primero era juntarse con los chicos en la oficina, para conversar de este nuevo viaje. Varias dudas giraban en nuestras cabezas: ¿dónde actuaríamos? ¿dónde nos alojaríamos? y la más importante ¿dónde comeríamos?

Al pasar los días aquellas interrogantes quedarían aclaradas poco a poco con los correos electrónicos que nos enviaban.

Uno de ellos indicaba nuestro lugar de descanso: El Gran Hotel Bolívar.

De inmediato pensé en John Wayne, Charlton Heston, Charles de Gaulle, Walt Disney, Orson Welles, Cantinflas, Pedro Infante y tantos personajes importantes que se alojaron ahí.

Y claro ahora nosotros (Ja).

Partí de Arequipa con parte de nuestro aparato teatral y mucha expectativa junto con el Negro. Tavo partiría desde Ica y el Flaco llegaría el sábado. Este recuerdo me hace decir, que no debí dejar que el Negro escoja los asientos 3 y 4 , pues no dormí nada, porque a cada momento dos luces se acercaban amenazantes a toda velocidad, lo unico rescatable es que ya conozco el camino a Lima.

Luego de anclar en Paseo de la República, encontrarnos con el Tavo (pues llegamos al mismo tiempo) y tomar un taxi, llegamos a la Plaza San Martin deteniendonos ante aquel legendario hotel.

La anécdota del momento llega cuando se nos acerca una persona de seguridad que quiso hacer ingresar nuestras cosas por la puerta trasera.

-Martínez: (de mala gana) esto se va por Ocoña (nombre de calle)

-Botones: (Ignorando) Sres. buenas tardes, adelante (cargando las cosas).

-Martínez (Decidido) Por Ocoña.

-Botones: (Amable) Es equipaje.

-Martínez: Se va por Ocoña.

-Botones: (Transformado) Martínezzzz es... ¡e-qui-pa-je!

-Martínez: (Reducido a su mínima expresión) ....ya...

Luego de reirme, comprendí un tanto su actitud, al ver unos fierros oxidados con unos zapatos viejos adheridos a ellos, junto con la bolsa de mercado de nuestro vestuario y el protagonista de la obra dentro de un costalillo de papas.

Nos divertimos comentando el incidente en la habitación.

Graciosa forma de conocer el nombre de alguien, ¡Picapiedraaaa!, ¡Skinerrrr! ¡Martínezzzz!

Avancé impresionado por tal arquitectura, unas columnas sostenían el techo del cual la luz ingresaba a través de un domo vitral antiquísimo. Llegamos hasta la recepción donde se lucia un automóvil Ford T de 1920, pensé: "que elegancia la de Francia"

Pasariamos alojados 9 días en un museo.

La primera persona en recibirnos del UCSUR, fue Lizzette Guzmán, que pertenecía al staff de producción. Comimos en el Bolivarcito un buen arroz con pollo y un postre magnífico, los cuales extraño en mis horas de almuerzo.

Compartimos una charla amena con Liz, sumamente inteligente, madura y risueña nos ponía al tanto de lo que se vendría en los siguientes días en en festival.

La fiesta teatral comenzaría al día siguiente con un gran pasacalle que recorrería desde el parque del Amor hasta el parque María Reiche en Miraflores, teniendo como foro (fondo) al mar de Grau.

Y bueno, llegamos al pasacalle ataviados con nuestros zancos y vestuarios de colores pomposos, acompañados con algunos de los participantes del festival.

Generando la bulla principal estaban La Gran Marcha de los Muñecones y el grupo Yawar, bajo la batuta de Tomás Temoche, siempre presente en el quehacer teatral peruano.

Qué teatrero que se precie de serlo, no tiene en su archivo algún folletín fotocopiado que obsequiaba Tomás, para informarnos de la actividad de los grupos a nivel nacional.

Ahora reemplazados por los mas practicos correos electrónicos.

Flashes iluminaban nuestro paso, mientras cabezas sorprendidas asomaban por los balcones de los altos y pitucos departamentos miraflorinos.

Pensarían tal vez: ¿ahora de quien es la huelga? ¿será el SUTEP? ¿Construccion Civil?

La curiosidad poco a poco se apoderaba de la gente y entonces recorde aquella fama teatrera que nos precedía: "...¡llegaron los comicos!...¡escondan las gallinas!..."

Se sentía el calor de la gente acompañandonos al parque María Reiche, escenario en el cual se daría el disparo oficial al festival con la obra : El álbum del grupo TECAL de Colombia.